La cuenca de Valle de Bravo es una de las zonas más emblemáticas de México, no solo por su belleza natural y atractivo turístico, sino también por su importancia estratégica en el suministro de agua del sistema Lerma-Cutzamala. La salud e integridad de esta cuenca son vitales para las comunidades locales y el equilibrio de los ecosistemas. En este contexto, el monitoreo de calidad del agua, de caudales, estaciones meteorológicas y afluentes desempeñan un papel crucial.
El monitoreo de la calidad del agua es esencial para garantizar que el agua disponible para consumo humano, agrícola y recreativo sea segura y saludable. La contaminación del agua puede tener efectos devastadores en la salud de las comunidades, provocando enfermedades y reduciendo la disponibilidad de agua potable. Además, la contaminación afecta la biodiversidad acuática, alterando los ecosistemas y perjudicando a las especies que dependen de estos cuerpos de agua.
En Valle de Bravo, el monitoreo regular de parámetros como los niveles de oxígeno disuelto, la presencia de contaminantes químicos y biológicos, y el contenido de nitrógeno y fósforo del agua son fundamentales para determinar la salud del ecosistema acuático. Esto permite la detección temprana de problemas y la implementación de medidas correctivas para evitar la continua eutrofización de este cuerpo de agua, así como graves problemas a la salud.
Por otro lado, el monitoreo de caudales es igualmente importante, ya que permite evaluar la cantidad de agua que fluye a través de los ríos y arroyos de la cuenca. Este monitoreo ayuda a identificar cambios en el régimen hidrológico debido a factores como la deforestación, el efecto de la continua urbanización, y la posible existencia de tomas clandestinas de agua. Conocer estos cambios es esencial para la planificación y gestión del recurso hídrico, asegurando que haya suficiente agua disponible para todos los usos sin comprometer el medio ambiente.